top of page
Buscar
  • Foto del escritorAbierto Hasta el Amanecer

Contemplación literaria

Dejé que mis pulmones se llenasen con el meloso aroma que invadía la serenidad del paisaje, mientras la cálida brisa arremolinaba a mis pies la tela de mi vestido. Seguí el camino entre el extenso verdor, acariciando con afecto aquellas desiguales hileras de hierba que lograban extenderse con gracia hasta algo más allá de mis rodillas.


Aunque disfrutaba de todas esas sensaciones que me embargaban, no me permití perder detalle alguno de las dos figuras que caminaban sólo unos pasos delante de mí. No creo que pudiera evitar la profunda estima que sin duda destilaban mis ojos al observarlos, pues habíamos recorrido un largo trayecto juntos, afrontando todas las dificultades que nos sobrevenían.


Paseaban con deliberada lentitud, complacidos de la compañía, y tan próximos la una del otro que casi podrían haberse rozado sin pretenderlo. Por las miradas que se dedicaban era evidente que habían dejado de lado sus desacertadas primeras impresiones y sus corazones, al fin en sintonía, se hallaban ahora repletos de anhelos y esperanzas. No sólo era capaz de escuchar sus voces con total claridad, sino que sus palabras flotaban en mí incluso antes de que ellos mismos las pronunciaran. Tan ensimismada estaba en lo que acontecía en ese instante que apenas fui consciente de ese susurro lejano que intentaba alcanzarme: «Jane». Volvió a insistir una y otra vez, «Jane, Jane», hasta que su firme tacto sobre mi hombro hizo inevitable mi regreso.


De pronto, ya no me encontraba en ese escenario idílico sino en mi propia habitación, en mi particular lugar sagrado. Cassandra me miraba con cierta diversión mientras yo sostenía aún la pluma en mi mano, las finas gotas de tinta que se deslizaban sobre su extremo caían sin demasiado cuidado sobre el poroso papel, originando pequeñas motas de color azabache que concordaban con aquellas que ensuciaban mis dedos. Mi hermana tuvo que instarme, un poco apenada, a abandonar mis quehaceres literarios para atender una visita inesperada. Me levanté de mi asiento, obligándome a renunciar, por el momento, a mi preciada escritura; Lizzy y el señor Darcy deberían esperar un poco más para obtener el merecido final que hacía ya tiempo había comenzado a dibujar para ellos en mi mente.


Autora: Hazel


40 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Mujeres a contracorriente

Despierto, me tienen amarrada, por salir del canon,por no querer aprender a jugar su juego. Llevo tiempo así, no sé cuánto. Quizá desde que nací, desde que tengo conciencia de existir, de ser una y no

Una tarde cualquiera

Mirando el cielo encapotado, temiendo que empezara a llover y tener que soportar el fastidio de mancharme los zapatos de barro, esperaba al señor Williams. Ignoraba el motivo por el que me citó; de lo

Chawton, mayo 1813

Chawton, mayo de 1813 No hay respuestas sencillas, piensa Jane al despertar. Entretanto, un sol madrugador entra oblicuo y esparce luz por toda la habitación. Con todo, las primeras luces del día no c

bottom of page