Era la mañana de un frío y húmedo mes de diciembre, los copos de nieve caían lenta pero constantemente sobre las vías de la vieja línea de tren que une Asturias y León, cuando despacio, pero inexorable se acerca el tren. Abordo viaja una niña de diez años con cabellos rubios y mirada intensa y despierta, leyendo ensimismada un libro que le ha regalado su querido abuelo antes de salir de la estación, al tiempo que se imagina que es como ese detective Poirot que viaja por el mundo viviendo aventuras y resolviendo misterios con las únicas armas de su intuición y su sagacidad. Ya no lee, sino que devora la historia, está dentro de ella, ya no viaja en un moderno tren del siglo XXI junto a su padre, sino que lo hace en un lujoso vagón del mítico Orient Express, atravesando territorios desconocidos para ella, investigando el asesinato del señor Ratchett, elaborando complicadas teorías sobre las motivaciones del asesino, mirando con mirada escrutadora a todos los pasajeros del vagón, todos los cuales parecen ser sospechosos. Su mente trabaja a toda velocidad,nada parece tener sentido, las pruebas son contradictorias y le vienen a la cabeza multitud de preguntas a las que no encuentra respuesta ¿El asesino es zurdo o diestro?, ¿hombre o mujer?¿Por qué le ha matado? , ¿Continúa en el tren o se ha fugado en la anterior estación?
De repente una mano agarra a la niña sobresaltándola ¿Qué ocurre?, ¿Es el asesino del tren que viene a por ella? se pregunta la niña sobresaltada. No, la mano es la de su padre que la despierta cariñosamente, han llegado a la estación de León y el viaje ha terminado, pero la travesía del Orient Express no ha concluido solo se ha detenido brevemente en la estación a la espera de que esa niña decida continuar su viaje por el apasionante mundo de Agatha Christie y acabar descubriendo la identidad del asesino del Orient Express.
Autor: Alejandro Suárez
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